La web está muerta (II), el correo electrónico también


tumbasDespués de los comentarios recibidos en el blog, la cuenta de Twitter y correo electrónico, amén de otras charlas improvisadas a través del muro de Facebook y por supuesto en persona, continúo reflexionando sobre las ideas esbozadas en la entrada titulada La web está muerta, llega la era de las internet-apps y añado otras adicionales. En esta entrada comentaba que las previsiones que había realizado George Colony (CEO de Forrester Research) similares a las de Chris Anderson un año antes e incluso mucho antes en 1997, habían pasado desapercibidas. Ambos intentar justificar la tendencia al desarrollo de aplicaciones para tablets y dispositivos móviles como forma de acceder a la información utilizando nuevas tecnologías y protocolos, lo que supone un retroceso en los protocolos fundamentales de la web. Otras voces como la de Dave Winer se han alzado rápidamente, de hecho escribíó varias entradas en su blog en dos días, para indicar que esa noticia además de falsa no es nueva y que utilizar aplicaciones para acceder a contenidos no es ni mucho menos la solución a los problemas de sectores como el de la prensa escrita. Para argumentar su postura indica que es el usuario final el que tiene la palabra y que todo lo que le permita concentrarse y disfrutar de la lectura será bien recibido, pero en caso contrario, simplemente dejará de usar esas aplicaciones en beneficio de aplicaciones sencillas como los navegadores: link and play ;-). Yo por mi parte indicaba que es importante provocar un sentimiento al usuario, que los desarrolladores deben entender la importancia de este aspecto, no sólo a la hora de ofrecer un producto agradable al usuario, sino durante el proceso de desarrollo. Esto implica la necesidad de adoptar el rol de gestor de comunidades además de la de gestor de proyectos, lo que necesariamente nos lleva a definir y utilizar nuevas metodologías de gestión y de desarrollo que tengan en cuenta ese aspecto social al que me refería.

evolución de protocolos del consorcio web w3cLa muerte de la web tal y como la conocemos o es habitualmente descrita ha sucedido hace tiempo. Cuando Tim Berners-Lee concibió su sistema para compartir información trabajó en tres grandes frentes: un protocolo de localización de recursos (URL), un protocolo de comunicación para la arquitectura (HTTP) y un lenguaje de presentación (HTML). Sin embargo, desde el comienzo a través del Consorcio de la World Wide Web (w3c) se ha dirigido y planificado su evolución hacia el gráfico de la derecha en el que se observan los cambios, fundamentalmente en el ámbito de los lenguaje de presentación y en el intercambio de mensajes para la integración de servicios y aplicaciones. A raíz de la conferencia LeWeb han ido apareciendo artículos justificando la muerte de la web desde varios ángulos, aunque quizás insistiendo más en la evolución. Así, hablan de que no es necesario utilizar el protocolo HTTP sustituido en algunos navegadores y dispositivos móviles por SPDY, o que además de XML se utiliza JSON para el intercambio de información, y otros avances en la seguridad y confidencialidad de la información, corrigiendo protocolos antiguos (TLS, DNSSEC, etc) para adaptarlos a la nueva realidad de la computación en la nube y más. Otro de los argumentos más utilizados es la pérdida de productividad producida por navegadores como Internet Explorer versión 6 (IE6) que no soportan las recomendaciones de los organismos oficiales e implementan su propio sistema de renderizado. Esto implica un sobrecoste del desarrollo web al tener que duplicar esfuerzos y proporcionar estilos para navegadores estándar y para IE6 simultáneamente. Algunos portales (YouTube, Google, …) se plantearon en su día negar la entrada a sus servicios, advirtiendo a los usuarios que la utilización de este navegador no respetaba los estándares y suponía una pérdida considerable de la experiencia de usuario. Otros artículos recientes llegan más lejos e invitan a ésta y a todas las versiones de Internet Explorer incluso las modernas a que mueran definitivamente. Por último, otro de los argumentos utilizados recientemente, es la aplicación de patentes por determinadas compañías que dificultan la adopción de las nuevas tecnologías para los navegadores.

El otro elemento del titular hace referencia al correo electrónico, concretamente a la muerte del correo electrónico. En este caso la muerte del email tiene que ver con la socialización de la comunicación y el auge de tecnologías móviles. Hay muchos estudios que indican que efectivamente hay una reducción en el consumo y consulta de correo electrónico por adolescentes en Estados Unidos a través de una interfaz web. Las razones son el auge de las redes sociales y la tendencia al alza del consumo desde dispositivos móviles, lo que si bien es cierto para el ocio, puede no ser válido en entornos laborales o profesionales. Otros artículos van un paso más allá y hacen un enfoque mucho más orientado al entorno laboral; es el caso del reciente artículo firmado por Steve Gillmor antiguo redactor de ZDnet. Gillmor indica cambios en la forma de utilizar el correo, sólo como archivo, dado que las notificaciones de iPhone y otros dispositivos similares son suficientes y no hacen necesario abrir una aplicación o un cliente de correo. Otros momentos interesantes de sus argumentos están en la comparación que hace del correo electrónico y Twitter: la evolución de los campos de cc (en copia) y bcc (copia oculta) de los mensajes de correo electrónico por @mention y DM en cada tweet. Así, la utilización de @mention hace que la conversación llegue no sólo a los destinatarios sino a los followers de cada uno, lo que lo hace especialmente interesante para compartir información. En el caso de querer mantener la privacidad entre los participantes, los mensajes directos (DM) son la solución al problema tan frecuente en el entorno de los negocios.

La web está muerta, llega la era de las internet-apps


George Colony (Forrester) en LeWeb 2011La semana pasada se ha celebrado en París la conferencia Le Web donde se debate el futuro de la web y todo lo que le rodea, desde redes sociales y movilidad a la creación de empresas y aplicaciones. Es común encontrarse entre los invitados a CEOs de las grandes empresas de internet (Google, Facebook, Microsoft) indicando sus futuros planes junto a desarrolladores de redes sociales o aplicaciones de éxito (Instagram, Flipboard, …) contando sus experiencias o avances en la tecnología. También es común encontrarse con la presencia de directivos de empresas analistas del sector como por ejemplo Forrester Research. Curiosamente hace unos días a raíz de la intervención de George Colony, CEO de Forrester, comenzaron a circular diversos artículos por la red en las que se pronosticaba la muerte de la web y el comienzo de una nueva era basada en el desarrollo de aplicaciones para la web y dispositivos móviles. Lo cierto es que más o menos han pasado desapercibidos excepto para algunas personas que han visto esa afirmación algo desproporcionada y fuera de lugar.

En su ponencia que podemos ver en vídeo aquí y cuya presentación se encuentra aquí, George Colony habla de un futuro en el que veremos el desarrollo de aplicaciones como centro del negocio de internet impulsado por la burbuja social en la que estamos viviendo. En ella los usuarios comenzarán a desechar las aplicaciones que les consumen tiempo (gaming apps) y no les aportan nada, como le ocurre a Foursquare, en favor de aplicaciones más eficientes, rápidas y valiosas. Para justificar su análisis argumenta que la arquitectura de la web es obsoleta y que el incremento de la capacidad de cómputo vivido en la última década no ha tenido un reflejo en el modelo operacional de la web. A partir de esta afirmación comenzó el debate en la red donde algunos artículos aprovechaban la ponencia para vaticinar el futuro de las grandes marcas. Es curioso como habla de los avances de Amazon en la línea de las internet-apps por su desarrollo de Amazon Silk, el navegador incluido en las tablet Kindle Fire, o incluso para confirmar el regreso de Microsoft a escena del sector de la tecnología en detrimento de los que han abrazado el HTML para el desarrollo de su negocio; como Apple, Facebook o Google.

gráfico de utilización de protocolos en internet en las dos últimas décadasEsta idea de la muerte de la Web no es nueva. Otro de los autores de los que he hablado anteriormente en lecciones no aprendidas del siglo XXI: crisis = peligro + oportunidad es Chris Anderson, entre otras muchas cosas editor de la revista Wired. Hace año y medio aproximadamente Anderson escribía una entrada en su revista indicando el retroceso que ha experimentado la web en base a la utilización de los protocolos de comunicación que se utilizan en internet en Estados Unidos, de acuerdo al análisis que realizó Cisco Systems; incluso hay otra similar en el año 1997. En su día hubo bastantes réplicas, algunas de ellas desafiando la validez del gráfico presentado tras el análisis y otras cuestionando el análisis en sí. Por un lado, que del gráfico se desprenda que el tráfico web de 2010 sea similar al que había en el año 1995 es ridículo, por lo que el resto del gráfico es cuando menos cuestionable. Por otro lado, la mayor parte de las plataformas de audio y video suelen utilizar una base HTML/web para la interacción con los usuarios que suben el contenido o lo enriquecen a través de comentarios, ratings, etc. El sentido del artículo de Chris Anderson es similar a la ponencia de George Colony de la semana pasada: la aparición de un fructífero negocio basado en el desarrollo de aplicaciones para consumir información (texto, audio, video) como soporte de los nuevos dispositivos tablet o smartphones.

The web is deadComo decía antes, ha habido varias reacciones sobre esas afirmaciones de los pesos pesados de la web, cuyas  aportaciones son similares y van en la misma línea. Uno de ellos, es Dave Winer, del que hablaba recientemente en la entrada sobre lecciones no aprendidas del siglo XXI: Keep it simple, Stupid!. Según él la web tiene que ver con establecer enlaces, es lo que la da poder y lo que garantiza su existencia por encima de visiones más o menos innovadoras. Además, ese mensaje utiliza palabras interesadas para que gente para la que la web representa una amenaza, se sienta a gusto. Se refiere en parte al mundo de la prensa escrita y de los grandes grupos de comunicación. Critica la nueva realidad conformada por ciertas organizaciones que han visto en dispositivos como iPads o tablets la salida a su crisis y nueva forma de negocio, desarrollando aplicaciones específicas para leer lo que de la misma forma se leía en la web. Este camino lo ha tomado The New York Times y se empieza a observar en otros medios como la propia revista Wired o The Guardian. Es absurda esa forma de leer noticias en las que entre noticia y noticia o enlace y enlace aparece una publicidad a toda pantalla en medio del salto a la nueva información que no aporta nada nuevo salvo distracción en la lectura. Advierte que el usuario medio se cansará y abandonará ese medio. Quizás, la afirmación de que el que posea el medio controla el negocio (y que le funcionó a Apple para el iPod con el iTunes) haya sido malentendida para con la web. Aclara que se trata de ese tipo de aplicaciones que no aportan nada, incluso compara lectores agregadores como Flipboard del que hablé hace poco o de Google Currents. Nada que ver uno y otro y nada que ver con lo que Winer critica de las aplicaciones. La visión de aplicaciones como silos de información sólo accesibles desde dispositivos y no enlazada entre sí no se sostiene. La visión de un lector como agregador que permita la interacción de forma transparente es otra garantía de éxito, ya que mejora la experiencia de usuario en cada dispositivo. Un caso interesante es el de Fotopedia, que intentó revolucionar los álbumes de fotos lanzando una aplicación para iPad y que acabó lanzando un website en HTML5 incluso mejor que la presentación de la plataforma en Flipboard. Hay un hecho innegable sobre si el futuro está o no en las aplicaciones, después de usar las aplicaciones por un tiempo, siempre hay alguna necesidad que haga que  siempre volvamos a la web. De las más de 250 aplicaciones que he instalado alguna vez en mi iPhone, sólo utilizo unas 20 y curiosamente entre las desechadas están algunas de Google y esa de la Fotopedia. Sin embargo, desde Flipboard no he encontrado excusa para no volver a deleitarme con la lectura de los comentarios y descripciones y visionado de las fotos.

No se trata del contenido, sino de la comunidad alrededor de ese contenido. Tan importante es el contenido como la comunidad que lo forma. Eso exige cuidar tanto de uno como de otro y hay grandes ejemplos sobre esta implicación, lo que nos lleva a la existencia de personas que actúen como responsables del contenido y como responsables de la comunidad. Existen grandes aplicaciones que no cuentan con una comunidad detrás y eso lleva a la frustración de los desarrolladores que no entienden cómo es posible que su plataforma no tenga el éxito que se merece. Joel Spolsky cofundador de una empresa de desarrollo fantástica Fog Creek Software y de Stack Overflow, habla sobre este tema en su blog, Joel On Software. Esto implica que los desarrolladores deben promocionar su actividad hacia una comunidad, de forma que las aplicaciones que desarrollan provoquen una emoción o sentimiento que lleva a la aceptación por esa comunidad y que actúa de catalizador del éxito. Esto nos lleva a otra discusión que dejo para más adelante, es decir, cómo gestionar equipos de trabajo cuando las tareas se deben repartir entre programación, promoción, soporte, formación y mucho más. Como adelanto hace unos días leía un artículo sobre las nuevas métricas que deben aplicarse en la gestión de equipos de trabajo. En él se argumenta la necesidad de dejar un espacio de tiempo sin distracciones a elección de cada miembro del equipo necesario para la concentración, fomentar los retos objetivos, calificar las reuniones para limitarlas al máximo, valorar el aprendizaje y maestría sobre un tema y construir un ambiente positivo (relación buen rollo mal rollo 5:1).

Créditos de imágenes a Wired http://www.wired.com/magazine/2010/08/ff_webrip/ y memeburn  http://memeburn.com/2011/12/so-the-web-will-die-but-what-exactly-will-it-be-replaced-by-leweb/

Lecciones no aprendidas del siglo XXI: crisis = peligro + oportunidad


Con esta entrada doy comienzo a una serie de publicaciones que intentaré desarrollar a lo largo del tiempo. Se trata de una colección de reflexiones sobre la forma de enfrentarnos a diferentes problemas empleando algunas leyes o metodologías cuya utilización ha sido desaconsejada o calificada de inútil en el pasado pero que a pesar de ello, seguimos aplicando insistentemente en este siglo. Básicamente se trata de negar la validez del principio de universalidad, es decir, la aplicación en serie de soluciones a diferentes problemas como si del mismo se tratase, obviando los cambios en el tiempo, en las personas o en la escala del problema. En general, tratar de resolver problemas locales cuando de alguna forma se ve involucrado internet ignorando la escala de la web, es garantía de fracaso. Algunos de esos temas tienen que ver con las metodologías ágiles en el desarrollo de software y la importancia del manifiesto ágil, el manifiesto cluetrain como forma de entender los mercados, las organizaciones y la relación con las personas y por último, otras reflexiones sobre la educación y la forma de enfrentarnos al proceso de enseñanza-aprendizaje.

Estas «lecciones» surgen de una charla que me ofrecieron dar con motivo del Xº Aniversario de la Escuela Politécnica Superior que celebramos el pasado mes de octubre. Aprovechando ese acto intenté hacer balance positivo de esos diez intensos años sin dejar que la actual perspectiva económica, caracterizada por la crisis que arrastramos desde el 2008 marcase el día de celebración, preparé la charla en torno al título de la entrada: «Lecciones no aprendidas del siglo XXI: crisis = peligro + oportunidad».

kanji de crisisSiempre me ha interesado la cultura asiática, en especial la japonesa, y mi experiencia profesional con la gestión documental me llevó a estudiar y disfrutar de formatos y codificaciones de caracteres. Cuando me encontré por casualidad un artículo que hablaba que en el kanji japonés crisis estaba compuesto de los ideogramas de peligro y oportunidad me pareció sumamente gratificante e inspirador, por lo que decidí darle una vuelta y continué con mi investigación. Lamentablemente, me encontré con otra entrada que explicaba que se trataba de un tremendo error y una confusión y que esa coincidencia era puramente casual. En pinyin han, el intento de occidentalización del chino tradicional, es decir, de forma simplista escribir chino con caracteres occidentales, la palabra crisis se escribe wei ji, mientras que para representar peligro se utilizan dos ideogramas que se escriben wei xian y para oportunidad serían ji huay. Evidentemente se trata de dos palabras diferentes, pero dado que crisis (wei ji) toma prestado la primera parte de cada palabra, es normal que se cometa ese error. Es decir, que crisis no es la suma de peligro y de oportunidad. Adiós a mi metáfora e inspiración para la charla :(.

búsqueda en Google de "crisis = peligro + oportunidad"Aún así, no me di por satisfecho e intenté buscar el alcance de la confusión. Una búsqueda rápida en Google me ofreció más de 7 300 000 entradas con el título «crisis = peligro + oportunidad» que incluyese menciones de las tres palabras. Muchas me parecen, pero aún así las di por buenas y me hizo reflexionar en otra idea: cómo internet nos puede ayudar o confundir y cómo los grandes números afectan a los porcentajes. Imaginemos que tan sólo el 0.1% de dichas entradas contienen el título que busco y que el resto es ruido y no se refieren a la idea inicial. Eso serían más de 7000 enlaces con esa idea equivocada. Y esto sólo en español, no quiero pensar en otros idiomas (x200). Así que decidí hablar de internet, de grandes números y de concepciones equivocadas :).

Recientemente he vuelto a las aulas para formarme, sobre todo intentando adquirir conocimientos en el ámbito de la Comunicación y el Marketing. En una de las asignaturas Ignacio Somalo, experto en marketing online y comunicación digital, nos presentaba algunas de las ideas que he mencionado anteriormente sobre la nueva economía del conocimiento y cómo internet ha revolucionado varios sectores de la industria de la comunicación o la forma de acercarnos a los consumidores.

The Long TailUna de las ideas que podríamos considerar lección no aprendida es la aplicación del Principio de Pareto en muchos ámbitos, no sólo en política o economía, sino  en el desarrollo de software, control de calidad, análisis del tráfico de red y muchos más, ignorando las reflexiones de Chris Anderson sobre lo que él llamó en el año 2004 la economía de la larga cola. Vilfredo Pareto a comienzos del siglo XX (1906) enunció su famoso principio o regla del 80-20: «Observó que la gente en su sociedad se dividía naturalmente entre los «pocos de mucho» y los «muchos de poco»; se establecían así dos grupos de proporciones 80-20 tales que el grupo minoritario, formado por un 20% de población, ostentaba el 80% de algo y el grupo mayoritario, formado por un 80% de población, el 20% de ese mismo algo.». Así, según la teoría de Chris Anderson en la curva de distribuciones de Pareto existen dos mercados. El mercado de masas que está basado en las ventas del 20% de los productos que generarán el 80% de las ventas según el principio de Pareto y que se corresponde con la cabeza de la distribución, y el nicho de mercados también denominado larga cola, basado en la acumulación de pequeñas ventas de muchos productos, que se corresponde con la parte baja de la distribución. Chis Anderson lo describe en un libro como «selling less of more» y se justifica en un entorno como internet en el que los costes de distribución de contenidos digitales se reducen drásticamente, la reducción de intermediarios es evidente y la escala de internet es suficientemente grande como para rentabilizar esas pequeñas ventas.

Para reforzar su teoría, Anderson describe las tres fuerzas de la teoría de la larga cola, que tienen que ver con la democratización de la producción, de la distribución (agregadores, comparadores), y la opinión del consumidor para conectar oferta con demanda. El acceso a la tecnología desde el hogar hace que surja un nuevo elemento no contemplado en las estáticas leyes del mundo económico no virtual y que eran inimaginables para Pareto hace 100 años, aparece la figura del prosumidor: personas que viven conectadas, que consumen y producen contenidos simultáneamente, que recomiendan convirtiéndose en líderes de opinión, que se agrupan, que establecen comunidades, y mucho más. Anderson estudia el mercado del ocio y su transformación hacia contenidos virtuales disponibles online. Habla de portales y tiendas de música como Raphsody o iTunes y de cómo  internet tiene un efecto de desintermediación y pone en contacto directo a productores y consumidores. Además, realiza la comparación de una tienda física como Walmart y otras online, aportando cifras y datos de tres sectores diferentes: música, películas, libros. En esa economía de la larga cola, pequeñas ventas acumuladas justifican disponer de catálogos con un elevado número de referencias, nada comparable a las existentes en una tienda física. Los datos de ventas podemos encontrarlos en Raphsody en su artículo aunque existen otros similares más recientes sobre iTunes, donde el 24% de las referencias sólo vendió 1 copia y el  91% menos de 100…

temas de estudio conjunto por las web sciencesContinuaba mi charla hablando de cómo los estudios de la web no deben hacerse por tanto desde una perspectiva técnica exclusivamente y que una mirada más amplia, podría hacernos ver las relaciones con otros sectores y cómo todos ellos se ven influenciados positivamente. Muchas observaciones locales en unos sectores pueden desembocar en progreso para otros si se estudian de forma conjunta. El estudio de las web sciences como define y avanza el propio Tim Berners-Lee resulta innovador al incluir el estudio de ciencias más sociales formalmente junto a disciplinas más técnicas. Esto es interesante además desde el punto de vista de la inclusión de nuevos grados o titulaciones para formar a los profesionales del futuro absolutamente inmersos en internet en su día a día.

temas de estudio de computer science vs web scinceEn este marco de las web sciences, las métricas, el foco o los temas de estudio son muy diferentes a los de los estudios tradicionales de ciencias de la computación. El foco está en las personas y su forma de relacionarse, lo que resta validez a principios como el de Pareto y se refuerza ante ideas como las que propone el manifiesto ágil o el manifiesto cluetrain al alinearse en torno a esta nueva ciencia. Nuevas tendencias como la computación en la nube no son más que producto de la evolución natural de la web e internet si se analizan desde el prisma social de esta nueva ciencia. La generación y consumo de contenidos y servicios  evoluciona hacia la cooperación o el desarrollo de aplicaciones como agregación de servicios en red.